Imprenta y fútbol: La historia del Ruso Zamogilny
Un ejemplo de tenacidad en la vida y en el deporte. En esta entrevista exclusiva con Papiro Media, el exfutbolista Damián “El Ruso” Zamogilny, habla sobre una faceta poco conocida de su vida: su oficio como impresor.
En 2001, cuando tenía 21 años de edad, Damián Zamogilny dejó su natal Argentina para enrolarse en una aventura en el fútbol mexicano. Tras jugar en las fuerza básicas del Independiente, llegó a México para realizar una prueba de un mes con el Club León. Al momento de firmar su contrato, le informaron que no entraba en planes. Sin un proyecto para regresar a Argentina, decidió quedarse en México y buscar otras oportunidades en el fútbol.
Solo, sin representante y en un país nuevo, encontró más dificultades de las que esperaba. Tras jugar con un par de equipos de Segunda División, quedó de nuevo sin equipo y tuvo que regresar a Querétaro. Ante estas desventuras, algo inesperado llegó: la imprenta.
La tinta y el balón
Con el apoyo de su entonces novia Roxana (hoy su esposa), empezó a buscar opciones laborales en cafés y restaurantes. “Me contrataron en un negocio de carnes asadas, pero el horario era muy demandante. Mi novia me comentó que no tendría tiempo para entrenar o para jugar, por lo que me dijo: “Da las gracias y renuncia. Buscaremos algo que te permita seguir con tu sueño de jugar futbol”.
Recuerda que un día después, con un poco de dinero ahorrado y un préstamo, compró algunos materiales y tintas para aprender el oficio de la serigrafía con su suegra, Laura Olivia López Torres, quien desde hace años se dedica a la impresión de productos comerciales, bordados y serigrafía, en un negocio llamado Imagen Publicitaria. “La idea era aprender el oficio, y en el taller que mi suegra tenía, utilizar sus pulpos y mallas para hacer mis trabajos y comenzar a venderlos”. Reconoce que el mundo de la serigrafía es muy cerrado, “nadie te quiere enseñar y todos se guardan sus secretos, como en el fútbol (dice en tono divertido), pero a través de mi suegra y su padre, Don Eliseo López, conocí a dos o tres personas expertos en papelería, que me ayudaron mucho”.
Entre risas, dice “al principio sí la regué”. De sus primeras 1000 tarjetas de presentación, ·”300 de ellas salieron buenas”, y fue con las que empezó a darse a conocer en la ciudad. “Soy muy obsesivo, empecé a practicar y practicar y al tiempo me salía todo perfecto, conocía el negocio, hacía playeras, papelería fina, tarjetas de presentación, e invitaciones para eventos sociales”.
Su negocio, que se llamaba Dairo (conjunción de las palabras Damián y Roxana), le permitía entrenar y jugar en ligas de llano para seguir con sus sueños en el fútbol. “Yo vengo de una familia de clase media baja, pero nunca necesité salir a trabajar de pequeño, mi padre me apoyó para que yo me dedicara al fútbol, y pues no sabía de otro oficio. Al momento de dejar de jugar no sabía hacer absolutamente nada, entonces esa ayuda de mi esposa y mis suegros en la imprenta fueron fundamentales”, recuerda.
A pesar de que esos años fueron difíciles, Damián comenta que los recuerda con cariño. “Me pagaban algo de dinero por jugar en equipos de barrio. Luego a esos mismos equipos les encajaba las playeras (ríe), y les ponía los nombres, la numeración y hasta el diseño. Así que iba a jugar para que me pagaran, pero aprovechaba también para venderles mis cosas de impresión”.
Fueron cerca de tres años en los que “El Ruso” combinó el fútbol del llano con la impresión. “Poder utilizar el taller de mis suegros, me permitía manejar mis tiempos, entrenar en las mañanas y jugar en la tarde, por ejemplo. Yo rentaba una pequeña habitación que estaba junto al taller, entonces entre 10 de la noche a 2 de la mañana, me ponía a chambear y sacaba mis trabajos de impresión. Así me mantuve durante tres años, también dando clase como entrenador en una escuela”. Incluso, Damián aprendió otras habilidades como el manejo de programas como Corel o Photoshop. “Por supuesto no soy diseñador, pero algunos clientes me pedían trabajos y no tenían una idea clara de lo que querían; de repente les diseñaba sus tarjetas, algunas playeras o cosas así”.
De regreso al fútbol
Tras llegar una oportunidad para jugar en el Club Puebla, en segunda división, Damián tuvo que dejar su negocio de impresión y buscar un nuevo reto en el fútbol profesional. “Salimos campeones y en pocos meses, ya estaba jugando en Primera División. Fue algo muy rápido, me mudé de ciudad y entonces tuve que dejar la serigrafía”. De ahi siguieron varios años en el futbol profesional, con equipos como Tecos de la Universidad Autónoma de Guadalajara, Irapuato y Atlas.
“La imprenta fue un momento muy lindo de mi vida, porque me enseñó a salir adelante en otro ambiente que no era en el que crecí. Al principio invertía muchas horas en un trabajo, desperdiciaba tintas y materiales, fallaba el usar el rasero, porque es todo un arte, pero con el apoyo de mi suegra las cosas se dieron muy bien. La necesidad me obligó a esforzarme para generar una habilidad nueva y bueno creo que después ya hacia bastante bien. Empecé siendo un desastre, pero terminé haciéndolo bien y con mucha confianza”.
Sobre las similitudes que encontró entre el fútbol y la imprenta, recuerda que se aprende a valorar el trabajo del día a día. “Al principio me costó mucho aprender, rompía los marcos, escurría la tinta, arruinaba las playeras, y la verdad que cuando no te salen las cosas y pierdes el dinero que tú pones ahi, es frustrante. Aprendí que con perseverancia y trabajo duro vas dominando la actividad. En el futbol es lo mismo, pues si no estás enfocado en el trabajo, compenetrado en el día a día, si no valoras dónde estás parado, no puedes mejorar. Mucha veces en el fútbol, como creemos que ya sabemos, que vamos creciendo en el deporte, nos olvidamos del día de día y en trabajar para ser mejores futbolistas. En la imprenta tus clientes esperan que les entregues un trabajo de calidad, perfecto; lo mismo sucede en el fútbol, el entrenador o el directivo que te contrata espera un compromiso total en el día a día, para entregar tu trabajo con calidad, con tu mejor versión”.
Hoy, como analista en televisión, y después de una experiencia como auxiliar técnico, Damián tiene claros sus objetivos en el fútbol profesional. “Mi intensión es dirigir un equipo, probar mis ideas, mis conceptos, tomar desiciones, e impregnarle mi tinta y mis formas a un equipo”, concluye.
FRASE
“Siempre digo con orgullo que trabajé en la imprenta, pues es un conocimiento que desarrollé, que me permitió trabajar y valorar el día a día”